Título: El Final del Invierno
Autora: Melissa Good
Título Original: Winter's Ending
Argumento
En casa por fin, Xena y Gabrielle descubren que los problemas las siguen
incluso allí, ya que las Amazonas, Hércules y algunos invitados muy inesperados,
animan su invierno.
Gabrielle y un grupo de jóvenes amazonas son tomadas como rehenes por
unos asaltantes mientras Xena está lejos ayudando a Iolaus a rescatar a Hércules,
que parece ser objeto de un extraño cambio de personalidad.
Opinión:
Esta es la quinta parte de la serie de Melissa Good, El Viaje de unas Almas Gemelas, tras La Esencia de una Guerrera; A distancia; El Hogar está Dónde está el Corazón y Vinculadas.
Tras todas las aventuras y los sucesos vividos por Xena y Gabrielle a lo largo de esta serie, las dos deciden descansar en Anfípolis, el hogar de Xena y su familia, su madre Cyrene y su hermano Toris.
Ambas llevan una vida familiar y tranquila, dentro de lo tranquila que pueda estar Xena, ya sabéis. Pero esta tranquilidad les dura poco.
Por un lado Ephiny, regente de las Amazonas, sufre un percance y una enfermedad tras salir al bosque con cinco amazonas adolescentes, a las cual pretendía enseñar a cazar, a seguir rastros, a valerse en el bosque. Vamos cosas de amazonas.
Y por otro lado IoIaus acude en busca de Xena para ayudar a Hércules que se encuentra retenido en un castillo, con su voluntad anulada y haciendo daño a toda la gente que no cumple con lo que se le ordena.
Esto hace que Xena parta en un largo viaje junto a IoIaus y deje a Ephiny y a las amazonas adolescentes, al cuidado de Gabrielle por unos días.
Ya os imagináis la mente de unas adolescentes y las trastadas que pueden liar.
—¿Cómo están las chicas? —Sus ojos se posaron en los de Gabrielle, notando la breve sombra que cruzó el rostro normalmente abierto y amigable de la bardo—. ¿Gab?
—Bien —respondió Gabrielle revolviendo una olla pequeña en el fuego—. Causando problemas. Ataron unas orejas de conejo a la cabra de la posada, y una de ellas cayó en el gallinero y aplastó un montón de huevos.
Ephiny se sonrojó de vergüenza.
—Dioses. Lo siento.
Para distraer a estas adolescentes, Gabrielle decide por un lado demostrarles lo que es capaz de hacer con la vara y por otro, las lleva a pasar el día fuera de Anfípolis, para calmar un poco sus inquietudes y sus trastadas, que están volviendo loca a Cyrene y a los habitantes de la posada.
En su regreso a casa son atrapadas por un grupo de secuestradores que las retienen en jaulas para venderlas como esclavas.
En estas circunstancias y con Xena lejos de ella, Gabrielle tiene que sacar provecho de todas las lecciones aprendidas a lo largo del tiempo de Xena y de las Amazonas, para proteger a las chicas y a Solon, quien aparece por sorpresa en esta historia y que al final va a descubrir algunas cosas que no sabía.
Xena... su mente le habló suavemente a su alma gemela. Estoy perdiendo mucha fuerza. No tengo el tipo de reservas que tú tienes... y me encuentro deseando tenerte aquí como apoyo, porque no estoy segura de poder lograrlo.
Xena, si no...
Le dolía el pecho.
No puedo dejar que lastimen a estos críos, incluso si eso significa que tengo que... jugármelo todo por ellos. Espero que... si pasa algo... lo entenderás. Creo que lo harás.
Cerró los ojos.
No quiero dejarte, sólo el pensamiento me está asustando tanto que apenas puedo pensar. Casi no puedo respirar, pero me enseñaste que tienes que hacer lo correcto, incluso si eso no es lo mejor para la persona que lo hace.
Esta serie de El Viaje de unas Almas Gemelas es una de mis series favoritas de Xena y Gabrielle, y en muchas cosas es muy fiel a la serie original de televisión, siguiendo el argumento a partir de ella.
Si te gustan los fanfic de Xena y Gabrielle, esta serie te va a encantar y como siempre no puede faltar el humor de su autora, Melissa Good, una de las autoras favoritas del mundo Xenite y que tantos buenos momentos nos ha dado con sus historias.
Entre todos los personajes quiero destacar a un héroe silencioso que va hacer que nuestras protagonistas se encuentren cuando más lo necesitan. Me refiero a Ares, no, no el dios de la guerra, sino a nuestro joven y valiente lobo, fiel escudero de ambas. “Ruuu”