Título: Amor de Guardia
Autora: Radclyffe
Título Original: Love on Call
Argumento
Algunas personas trabajan para pagar las facturas, enviar a los niños a la escuela o permitirse un tiempo de recreo. Glenn Archer, exmédico asistente del ejército, trabaja tanto como puede, para expiar de su conciencia todas las vidas perdidas. No importa cuántos pacientes ayude a salvar en el Rivers Community Hospital, nunca será suficiente, pero la ayuda a mirarse en el espejo por la mañana.
Mariana Mateo necesita hacer una nueva vida, una sin los recordatorios diarios de todo lo que ha perdido y lejos de la asfixiante simpatía de su bien intencionada familia, y mudarse a un lugar lo más diferente posible del bullicioso Los Ángeles en el que creció parece una buena idea. Una prima a la que no ha visto en veinte años es la única persona que la conoce en la pequeña comunidad agrícola del norte del estado de Nueva York y eso es justo lo que ella quiere. Cuando trabajar codo con codo con Glenn Archer en Emergencias hace que recuerde cómo se siente el deseo, Mari decide ignorar esos sentimientos, lo cual no es tan difícil ya que Glenn es tan inaccesible como las hermosas pero remotas montañas.
Opinión
Glenn Archer juró que sería una loba solitaria. Por lo que nunca dejaría que nadie se acercara lo suficiente como para perder una parte de sí misma si le pasaba algo. No quería volver a ser responsable del bienestar de nadie, de ninguna manera. Estaba acostumbrada a estar sola, incluso en un campamento abarrotado o en una sala de emergencias bulliciosa. No le veía el sentido de insistir en lo que no se podía cambiar, porque ella era así.
Mariana Mateo comienza en su nuevo trabajo, sintiéndose más parte de su nuevo mundo. La nostalgia y la tristeza iban quedando un poco más en segundo plano con cada día que pasaba. El trabajo le daba un motivo para levantarse de la cama por las mañanas, eso y su terca negativa a dejarse vencer. El pasado no se podía deshacer ni revivir. Las palabras crueles solo podían ser perdonadas y algún día, esperaba, olvidadas.
—Mi familia es grande. Siete niños.
Glenn silbó.
—Eso es un poco inusual hoy en día.
—Católicos. Anti control de la natalidad.
—¿Hermanos o hermanas?
—Todos hermanos excepto mi hermana y yo. —La voz de Mari se entrecortó y se aclaró la garganta—. Selena. Ella es mi gemela. Somos las mayores. —Cuando Glenn cortésmente no preguntó, agregó—: Veinticinco.
—Gemelas. Eso tiene que ser especial.
—Ah, lo fue. Lo es... quiero decir. —Mari comenzó a doblar el envoltorio de papel en pequeñas formas de acordeón, mirándose las manos hasta que vio que estaban temblando. Las puso en su regazo. Cuando levantó la vista, Glenn la estaba estudiando con la misma singular intensidad.
—No tienes que hablar de eso —dijo Glenn en voz baja—. Tu historia, ¿recuerdas?
—Quiero hacerlo. No lo he hecho, con nadie. Pero eres una buena oyente.
Glenn sonrió.
—Nadie va a pelear por nuestra mesa. Tómate tu tiempo.
—Hace aproximadamente un año me vi obligada a analizar bien mi vida y finalmente me admití a mí misma lo que casi siempre había sabido, que era lesbiana. —Mari negó con la cabeza—. Vaya, eso suena tonto ahora. Salí de vez en cuando en la escuela secundaria, muchas veces tuve citas dobles con mi hermana, pero eso se esfumó cuando llegué a los veinte. Selena tuvo suficientes citas por las dos, pero mi madre nos estaba presionando para que lo tomáramos en serio.
—Déjame adivinar —dijo Glenn—. Nietos.
—Oh sí. Tan pronto como fuera posible, ahora que todos sus propios hijos son al menos adolescentes.
—¿Y?
—Y realmente nunca pude verme con ninguno de los chicos con los que salía. Un par de ellos fueron amables y querían formalizar la relación, pero sentía que solo estaba parcialmente allí. Faltaba algo, no con ellos, o al menos nada que fuera su culpa. Pero había algo que quería sentir y que no sentía. —Glenn asintió débilmente y no dijo nada, esperando. De cualquier otra persona el silencio habría sido desconcertante, pero Mari sintió su atención como un roce—. Cuando llegué a un punto en el que mentirme a mí misma sobre cualquier cosa parecía inútil, necesitaba decírselo a mi familia. Necesitaba que me conocieran.
—¿Y no se lo tomaron bien?
Mari se rio, sintiendo las lágrimas acumularse en sus pestañas. Parpadeó con enojo.
—Mi padre todavía no me habla excepto a través de mi madre. Mi madre está esperando que supere esta fase loca. Lo peor, sin embargo, es Selena. No me ha hablado desde que se lo dije.
—Lo siento mucho.
Esta historia es la tercera de la serie La Familia Rivers, se puede leer como una historia independiente, pero recomiendo no pasar por alto la primera y segunda, para continuar la trayectoria de los personajes protagónicos de las dos entregas anteriores, Harper, Presley, Flannery, Abby y especialmente Blake.